¿Por qué hay terremotos y son tan destructivos?
Imaginemos un par de muelles muy rígidos o muy fuertes enlazados y estirados al máximo. Los estamos viendo y vemos como uno de ellos, oxidado en un punto, comienza a rajarse y de repente se rompe. El golpe en los dos extremos de los muelles es impresionante. La energía almacenada en los muelles destruye lo que estos tocan.
El suelo sobre el que vivimos es una delgadísima corteza de placas (como losetas de terrazo, o de mármol si nos ponemos finolis) que forman la superficie del planeta. Con un radio de la Tierra de 6.370 km, y unas placas de unos 150 km de espesor, este espesor es un 2% del radio. Si su mano tiene 4 cm entre la superficie superior donde vemos los tendones y la inferior donde tenemos los pliegues de la palma, un 2% son 0.8 milímetros, en espesor de la dermis de su piel.
Un voluntario de Cruz Roja en Ossa de Montiel (Albacete), tras el terremoto. EFE
Las placas se mueven sobre una parte interior de la Tierra que es como asfalto o miel: Un fluido muy viscoso y bastante caliente. Al moverse se enganchan unas con otras, a veces con muelles no muy rígidos, otras con muelles tremendamente rígidos.
Las roturas de los muelles generan constantemente terremotos: El Centro de Información Nacional de Terremotos de los EEUU localiza y publica unos 30.000 al año. La mayoría de ellos disipan muy poca energía, pero son detectados por los sismógrafos de los diversos institutos geológicos de los países del Globo. En los últimos 10 días el Instituto Geográfico Nacional de Espala ha dado información sobre 117 terremotos en la Península de una magnitud superior a 1.5 en la escala de Richter (una escala que explicaré algo mas adelante). Estos números son una minúscula fracción de los millones de terremotos que se registran cada año.
El planeta que habitamos es dinámico, se mueve constantemente, no solo a lo largo de una órbita (una órbita con irregularidades) sino en su interior: en lenguaje coloquial, ''está vivo'', aunque sus movimientos se realizan en escalas de décadas y sus estornudos fuertes cada 10 o 20 años.
De vez en cuando la rotura se produce, como he dicho, en muelles muy rígidos. La energía liberada es tremenda.
El mayor terremoto registrado desde 1900 fué uno en Chile, en Valdivia, el 22 de mayo de 1960, con una magnitud de 9,5 en la escala de Richter. La energía que corresponde a este número es de unos 3 x 1012 kWh. España consume unos 2 x 1012 kwh, ¡en un año!
Un terremoto de 2.5 en la escala de Richter supone una liberación de energía de unos 100 kWh, unas 10 horas de consumo de la calefacción de un ático en Madrid.
La escala de Richter es logarítmica con logaritmos de 10. Cuando pasamos de 6 a 8 , o de 7 a 9 (cuando la diferencia en los números de Richter) es dos, la energía de los terremotos se multiplica aproximadamente por 1000: Un terremoto de escala 9 es 1000 veces más energético que uno de escala 7.
Las placas tectónicas que representan los continentes y sus prolongaciones bajo el mar se mueven, lentamente, pero se mueven. Hace unos 300 millones de años, cuando se formó el petróleo, las placas estaban unidas entre sí: La zona de Pernambuco (el saliente de Brasil) estaba encajado en el Golfo de Guinea, por ejemplo. Al moverse las placas se abren o cierran caminos al mar: La Antártida se cubrió de hielo hace unos 30 millones de años cuando se abrió el estrecho de Drake entre Tierra del Fuego y ese continente, y es muy probable que la secuencia de glaciaciones y periodos interglaciales comenzó cuando se cerro el istmo de Panamá hace tres millones de años, que cuando estaba abierto conectaba Pacífico con Atlántico sin necesidad de canal artificial.
Al moverse se enganchan unas con otras, y al romperse los enganches se producen los terremotos, que cómo el de Japón que destrozó la central nuclear de Fukushima generan tsunamis si ocurren en medio del océano.
Los enganches entre placas tienen lugar a lo largo de varias líneas de fractura en el Globo: En medio del Atlántico Norte (recordemos el terremoto de Lisboa en 1755); desde Israel hasta esta línea del Atlántico norte a lo largo de la costa de África; la falla del Rift entre África y Arabia; a lo largo de las costas occidentales de América del Sur y América del Norte, y a lo largo de las costas del Japón. Según esto, y así es en la realidad, los terremotos, sobre todo los de gran energía, tienen lugar básicamente a lo lago de las costas de los continentes (aunque las costas del oeste de África están esencialmente libres de los mismos, así como las costas orientales de América) y en centro del Atlántico Norte.
El terremoto de Albacete de la pasada semana tuvo 5.2 de la escala de Richter: la energía de unas 150.000 viviendas para 10 horas de calefacción. Si el terremoto se produce sobre una lámina elástica y tensa como la membrana de un tambor, se transmite lejos y se pueden priducr réplicas en zonas alejas del mismo.
El terremoto de Albacete es un evento raro. La zona de su epicentro, en Ossa de Montiel, a 14 km de profundidad, cerca de las Lagunas de Ruidera, es una zona de cuevas kársticas (los agujeros del interior de la superficie que se producen por fractura de las calizas disueltas en agua) por donde desaparece el Guadiana en su camino hacia el mar. No es una zona de fractura de placas tectónicas como lo es, por proximidad, la costa de Granada o incluso el valle donde está Lorca.
Entra dentro de lo posible que el terremoto fuera consecuencia de un hundimiento de tierras a unos cuantos kilómetros debajo de Ossa de Montiel, aunque 14 km de profundidad son muchos kilómetros.
Ossa de Montiel esta lejos de las zonas de fractura, y el epicentro esta demasiado profundo para que el terremoto fuera consecuencia de un hundimiento grande de tierras.
Los geólogos nos dirán de aquí a unas semanas cual es la causa más probable del terremoto de Albacete de hace unos días. Mientras tanto, si lo que les he explicado les ha resultado interesante, me quedaré contento.
El Porqué de las Cosas es un proyecto divulgativo impulsado con la colaboración de Obra Social 'la Caixa'.
0 comentarios:
Publicar un comentario